Antonio Salas, ofrecerá hoy en el Foro La Región una charla-coloquio bajo el título de «Viajar en el espacio-tiempo a través del ADN». La cita será a las 20,15 horas en el centro cultural Marcos Valcárcel
Antonio Salas, profesor de la Facultad de Medicina e investigador del Instituto de Ciencias Forenses de la Universidad de Santiago de Compostela, ofrecerá hoy en el Foro La Región una charla-coloquio bajo el título de «Viajar en el espacio-tiempo a través del ADN». La cita será a las 20,15 horas en el centro cultural Marcos Valcárcel.
¿De dónde venimos?
Hay muchas formas de enfocar la respuesta a esta pregunta. Yo lo haré desde un punto de vista más genealógico para darnos cuenta de que todos nosotros compartimos una gran proporción de nuestro ADN. La especie humana tal y como la conocemos hoy en día es muy joven ya que apenas tiene 200.000 años. Ése es uno de los motivos por los que somos tan parecidos entre nosotros y, en última instancia, africanos. Descendemos, no hace muchas generaciones, de poblaciones que vivieron en su momento en África. Somos fruto de un mestizaje en donde todos estamos emparentados. Por eso, no hay cabida para que determinados problemas sociales como los raciales se fundamenten en criterios biológicos porque la genética cada vez es más firme y va en contra de esas ideologías.
Lleva 21 años dedicado al estudio del mundo de la genética. ¿Qué avances se dieron en el uso forense del ADN?
Precisamente, viví esa transición en donde las posibilidades técnicas eran muy limitadas. Antes era muy difícil analizar restos biológicos si estaban muy degradados o con cantidades de ADN muy limitadas. Todo esto ha sido posible gracias a que se han hecho muchos avances técnicos y hemos evolucionado también en nuestras posibilidades de obtener información genética a partir de restos que muy deteriorados o muy antiguos como Otzi o la momia inca. Todo el esfuerzo que uno hace en el ámbito del ADN antiguo tiene aplicación en el desarrollo de las técnicas que luego permiten avanzar en la resolución de casos forenses, de criminología o de filiación.
Una de las piezas claves en la investigación de casos forenses es la creación de bases de datos. ¿Deberíamos estar todos en una base desde que nacemos?
Es un dilema complejo. Desde hace muchos años se considera al ADN como uno de los aspectos más íntimos de la persona al contener mucha información como, por ejemplo, si vamos a padecer ciertas enfermedades, y tenemos el derecho a que esos datos no se hagan públicos. Hay precedentes en Inglaterra. En cualquier caso, hay que pensar si hay presupuesto ya que estamos hablando de millones de euros y cuántos casos se van a resolver con esos perfiles. Lo mejor es llegar a un equilibrio como el que existe en nuestro país con bases de datos dirigidas a una parte de la población porque ya sabemos que sí redundan en un beneficio en la búsqueda o resolución de casos judiciales. De forma genérica tengo mis dudas.
¿En qué investigaciones está trabajando en la actualidad?
Por un lado, en intentar entender cómo circulan los genes y el ADN en las poblaciones. También tenemos en marcha otras líneas de investigación en el ámbito biomédico para conocer cuál es la predisposición genética de una persona a desarrollar una enfermedad al ser infectado por un patógeno determinado. En el tema de la vacunómica, entender qué es lo que pasa en el organismo de una persona que se vacuna para que surjan determinados mecanismos de protección. Todo esto lo hacemos con el departamento de Pediatría del Hospital Clínico de Santiago.