Tratamientos para el cáncer, ictus, obesidad y otras terapias parten de sus laboratorios
Hace años que la Universidade de Santiago entendió que debía devolver a la sociedad la inversión que esta hacía en su financiación, y ese es el principal objetivo del Área de Valoración, Transferencia y Emprendimiento de la USC, que firma anualmente en torno al medio centenar de acuerdos con empresas para el desarrollo de proyectos punteros que posteriormente se aplican en avances tecnológicos de los que se beneficia la sociedad.
Sin restarle interés a ninguno de ellos, los que la ciudadanía más aprecia porque afecta directamente a su salud y a su calidad de vida son aquellos hallazgos en el campo de la medicina que se traducen en la mejora de los tratamientos y en terapias para las enfermedades más graves que aquejan hoy en día a la sociedad. Y en ese campo, una docena de equipos interdisciplinares trabajan ahora mismo en los laboratorios de la USC con resultados visibles y otros en camino para tratar dolencias como el cáncer de cuello, cabeza, próstata o pulmón; para los tratamientos complementarios de estas dolencias, como la biopsia líquida o la radioterapia; para episodios que pueden ser mortales, como el ictus, o para avanzar en el estudio de trastornos como el autismo cuyo origen sigue siendo una incógnita; ahora menos, gracias a investigaciones como las que dirigió el catedrático Ángel Carracedo.
Precisamente Carracedo ha sido pionero en una estela que más tarde siguió la catedrática María José Alonso y otros investigadores que, desde el propio campo médico y desde otras especialidades, pusieron sus descubrimientos al servicio de la salud de los ciudadanos.
El cáncer es la principal lacra de la sociedad moderna y por eso la investigación de terapias con las que curar dicho mal o mejorar la vida de quien lo padece es una constante en la USC. Sirva como ejemplo la plataforma gallega Neogalfarm, de la que forman parte cuatro grupos universitarios y que buscan nuevos fármacos, con resultados en tratamientos para el cáncer de próstata y de pulmón, y que tramita ya la primera de sus patentes. En ese campo trabaja también el profesor Ángel Carracedo, que investiga el cáncer de cabeza y cuello a través de un convenio con la Asociación Española contra el Cáncer con cinco años de duración.
Otros departamentos trabajan también en mejoras para los enfermos del cáncer pero a través de investigaciones que no van encaminadas a la curación de su mal pero sí a perfeccionar sus tratamientos, como la biopsia líquida que se financia a través de micromecenazgos o el desarrollo de equipos de radioterapia que mejoran la efectividad de unos procesos que, como es bien sabido, son muy invasivos para los pacientes, de ahí la importancia de su medición.
Pero no es solo el cáncer. El investigador Miguel López, galardonado con uno de los reconocimientos más prestigiosos en el campo de la Endocrinología, puso sus hallazgos médicos al servicio de las personas que padecen obesidad, con el estudio de las principales razones que la provocan. En los laboratorios de la doctora Alonso se aplica la nanotecnología a la mejora de tratamientos oftalmológicos y a la investigación de las vacunas. El Área de Medicina Preventiva investiga la incidencia del gas radón en el cáncer de pulmón y en el Área de Neurología se ha logrado mejorar el tratamiento de quienes padecen un ictus. Y hay más en lista de espera.