El grupo de McCarthy del Wellcome Centre for Human Genetics de la Universidad de Oxford, con el que colabora nuestro compañero del Grupo De Medicina Xenómica, Juan Fernandez, acaba de publicar en Nature Genetics el trabajo “Regulatory variants at KLF14 influence type 2 diabetes risk via a female-specific effect on adipocyte size and body composition“.
Este trabajo ha sido el resultado de una colaboración internacional liderada por las Universidad de Oxford y el King’s College de Londres.
Un investigador gallego identifica las variaciones que alteran la distribución de la grasa
No todas las grasas son iguales. Como tampoco es indiferente su distribución a lo largo del cuerpo. El tejido adiposo es, por así decirlo, más sano si se acumula en los glúteos que alrededor de la cintura o en el abdomen. Es algo que se conoce muy bien, pero lo que hasta ahora se ignoraba es que el proceso metabólico responsable de este desigual reparto en el organismo tiene un culpable: una serie de variaciones genéticas que actúan en el tejido adiposo para reducir la expresión del gen KLF14, que a su vez controla a otros 385 en un complejo mecanismo genético. No solo se ha identificado la relación, sino que también se ha demostrado que esta alteración en el desarrollo de las células de la grasa contribuye a un mayor riesgo de diabetes tipo 2. Y, lo que puede ser más sorprendente aún, que este fenómeno biológico afecta exclusivamente a las mujeres. Es el que moldea, en cierta forma, la figura de aquellas que presentan el genotipo en cuestión. Es más, las mujeres que hayan heredado la versión de riesgo del gen de sus madres tienen hasta un 30 % más de probabilidades de tener diabetes.
Es lo que se ha descubierto en un estudio publicado en Nature Genetics y liderado por investigadores de la Universidad de Oxford y del King’s College de Londres y en el que también han participado las universidades de California, en Los Ángeles, y Pensilvania, ambas en Estados Unidos. «Vimos que esas variaciones genéticas alteran la expresión del gen, lo que afecta a la formación de la grasa y en cómo esta se redistribuye en las mujeres», explica el científico gallego Juan Fernández, uno de los principales autores del trabajo e investigador en el Welcome Center for Human Genetics de la Universidad de Oxford.
Una nueva visión
El hallazgo proporciona una nueva visión de la gran red genética involucrada en los mecanismos de riesgo de la diabetes, pero también puede tener una importante aplicación práctica. Por un lado, la determinación de las variaciones genéticas de riesgo ayudará a identificar la población femenina más proclive a sufrir la enfermedad metabólica. Por otro, permitirá realizar tratamientos más ajustados para tratar la patología. «Se podrá hacer una medicación más personalizada», advierte Fernández Tajes, quien también confía en que las nuevas investigaciones que se sucederán a partir de la actual «nos permitan entender por qué la variante genética solo afecta al riesgo de diabetes en las mujeres, lo que nos permitirá contribuir a mejorar los planes de tratamiento y prevención y avanzar hacia un enfoque más personalizado de la medicina».
Los investigadores analizaron en principio biopsias del tejido adiposo y muestras de sangre tomadas de 856 mujeres. La evidencia fue concluyente. Pero luego se compararon los resultados con los de otra cohorte de 600 personas, de las que la mitad eran hombres. «Los resultados que habíamos observado previamente en mujeres se mantuvieron, pero en los hombres no observamos ninguna alteración», explica Juan Fernández.
Luego, ya en laboratorio, los científicos diseñaron un modelo de ratón en el que eliminaron mediante la técnica de edición genética Crispr el gen KLF14. Lo que se comprobó, después de medir en el animal diferentes parámetros como el colesterol, los niveles de glucosa en sangre y en la grasa, fue que los animales a los que les faltaba el gen tenían un fenotipo resistente a la insulina. O, lo que es lo mismo, es el primer paso para la diabetes tipo II.
«Hemos estudiado el gen KLF14 hasta el punto de que no solo entendemos dónde y cómo actúa en el cuerpo, sino también sobre quién actúa», destacó Kerrin Small, otro de los autores principales del estudio.
Hasta ahora se sabía que el exceso de peso incrementa las probabilidades de tener la enfermedad, pero lo que hace el nuevo estudio es confirmar que no todas las grasas son iguales y que el lugar en el cuerpo donde se almacena tiene un gran impacto en el desarrollo de la patología.
En la investigación también se observó que en las mujeres que portan la versión del gen KLF14 asociada al mayor riesgo de diabetes sus células grasas individuales son mucho más grandes.