La conferencia magistral de la segunda jornada del Symposium de AEFI destaca la importancia de ligar la farmacovigilancia a los biobancos y de tratar de dividir la enfermedad en sus causas. Por eso, tenemos biomarcadores.
Desde el principio, en la medicina se dieron cuenta de que había que personalizar. Es lo primero que dijo Angel Carracedo Álvarez, director de la Fundación Pública Gallega de Medicina Genómica-SERGAS y catedrático de la Universidad de Santiago de Compostela, en la conferencia magistral que impartió este jueves en el 38º Symposium de la Asociación Española de Farmacéuticos de la Industria (AEFI) sobre los retos de la medicina personalizada.
Carracedo repasó la evolución de la medicina personalizada en los últimos años. Señaló que, en el 2000, se empezó a hablar mucho de ella y que es un término que empleamos más frecuentemente en Europa. En América, se utiliza más el de medicina de precisión. Aseguró que «el boom de la medicina personalizada viene de la mano de la industria farmacéutica«.
Abordó la variabilidad. «Somos distintos porque necesariamente somos distintos. Genéticamente somos distintos y el ambiente nos hace distintos«, expuso. Igualmente, indicó que la muerte celular está perfectamente programada y que la mutación es aleatoria. «Nuestros hijos tienen algo distinto, siempre, que nosotros. La muerte es consustancial a la vida y hay que aceptarla«, manifestó. Respecto a las definiciones de enfermedad, comentó que «hemos ido mezclando síntoma y signo con enfermedad«. En este punto, consideró que es importante tratar de dividir la enfermedad en sus causas. «Por eso, tenemos biomarcadores«, matizó. Justificó que hasta en las enfermedades que parecen más específicas, como las genéticas, pasa esto mismo. «La enfermedad es heterogénea. Cuando tomamos un fármaco, reaccionamos de manera distinta porque somos distintos. Necesitamos biomarcadores para las dos cosas«, alegó. Explicó que el cáncer es una mutación somática. Precisamente, en el cáncer es donde la medicina personalizada ha avanzado más.
Después, Carracedo Álvarez declaró que la secuenciación de nueva generación revolucionó el diagnóstico de las enfermedades genéticas. Del autismo, precisó que hay más de 200 genes implicados. Conocerlos sirve para predecir cormobilidad o para saber si un segundo hijo será autista si el primero lo es, entre otras cosas.
A su juicio, la medicina personalizada va a tener un impacto importante en el Sistema de Salud, en el coste. El coste-eficacia es algo muy importante. No para las agencias reguladoras ni para los investigadores, eso sí. En psiquiatría, con lo que hay, si se emplea una medicina basada en biomarcadores, se reduciría el coste en un 10%.
Otra de sus conclusiones fue que es importante ligar la farmacovigilancia a los biobancos. «Es algo que no se está haciendo. Habría que implementarlo porque sería un beneficio enorme para los pacientes«, subrayó. Ahora, «se está implantando mucho la idea de la biopsia líquida«. Si bien, «aún es una promesa más que una realidad. Pero lo será en el futuro«. Añadió que, de cada 100 biomarcadores que se publican hoy, sólo diez son validados: «Un biomarcador válido tiene que tener validez fundacional. Lo definen unos estándares altísimos de evidencia científica. Lo lógico es que lo definan las agencias reguladoras«. De acuerdo con sus palabras, preocupa mucho la necesidad de estándares.
El ponente concluyó que hay que trabajar en la validación de las herramientas informáticas. Argumentó que «la educación es todo«, que «hay que educar a los médicos, a la gente que hace investigación y a los pacientes«. Es decir, «un marco educacional es necesario para mejorar todo esto«.
De izda. a dcha.: Víctor Usó i Talamantes, Mª Carmen Puerta Fernández, María Tortajada Sañudo y José F. Zamarriego Izquierdo.
Por otro lado, en la mesa de 38º Symposium de la AEFI titulada La industria farmacéutica en entorno digital. Nuevas formas de promoción de medicamentos; José F. Zamarriego Izquierdo, director de la Unidad de Supervisión Deontológica de Farmaindustria, recetó ir a por unidad de mercado. Advirtió de que el elemento personal en el entorno digital a veces desaparece. «Desde las propias cuentas corporativas de laboratorios, se hacía muchas veces mención a medicamentos de prescripción. Esto no se puede hacer«, avisó. En el caso del delegado que lo que hace es retuitear, sostuvo que hay una responsabilidad como empleados de la industria farmacéutica en cómo operan en las redes sociales: «Como tu público es general, no se puede retuitear, porque tú trabajas en la industria farmacéutica y tienes una responsabilidad«.
Víctor Usó i Talamantes, de Digital Innovation Lead, apuntó a que las relaciones con los clientes cada vez son más digitales. En ese sentido, la omnicanalidad ha ido transformándose. «Un montón de médicos y pacientes están comunicando en redes. La industria tiene que estar ahí para tener una reputación de marca y para conocer qué se está hablando en la red y entender cómo se puede aportar valor a médicos y pacientes«, defendió. «Los médicos `millennials´ son muy activos en redes sociales«, completó. Opinó que actualmente la industria no está preparada para el cambio digital. Por ende, «hay que trabajar en ello«, porque «viene un tsunami y hay que dar respuestas ágiles y seguir aportando valor«.