Montoliu, investigador del CSIC, cree que la nueva herramienta de de edición genética CRISPR/Cas revolucionará la medicina, pero pide cautela porque aún habrá que esperar
Nadie en la comunidad científica duda ya de que la herramienta de edición genética CRISPR/Cas y sus diferentes variantes supondrán una revolución en el diagnóstico y tratamiento de enfermedades, especialmente en las de ámbito genético, aunque sus aplicaciones son inabarcables. Pero su uso en clínica humana aún tardará en llegar. Es lo que asegura el investigador del CSIC en el Centro Nacional de Biotecnología Lluís Montoliu, el pionero en España en la utilización de la técnica. Pide cautela, aunque al mismo tiempo asegura que supone ya un antes y un después en la comprensión de las enfermedades. Montoliu, miembro del comité de dirección del cíber de Enfermedades Raras, ofrecerá dos charlas el próximo lunes en A Coruña. A las 13.30 horas en el Chuac y luego, a las 19.30 horas, en la Domus. Esta última, organizada por la Fundación CorBI, está dirigida para el público en general.
-¿La edición genética es ya una revolución o aún queda para que pueda llegar a serlo?
-Es una revolución, pero la tecnología no está todavía madura para utilizarla de inmediato, sin más. Tenemos que mejorar en cuanto a eficiencia y seguridad. Es cierto que hemos generado unas expectativas enormes, que en algunos casos serán difíciles de satisfacer. De ahí que tengamos que tener contención y cautela, sobre todo en los aspectos más clínicos.
-¿Qué aplicaciones están más cercanas?
-Las agrobiotecnológicas, tanto en animales como particularmente en plantas. Estados Unidos se ha desmarcado de Europa otra vez y no va a aplicarles la misma y estricta legislación que se sigue con los organismos modificados genéticamente, con lo cual es probable que plantas editadas para resistir a plagas o sequías lleguen al consumidor mucho antes que en Europa.
-Pero en medicina ya se habla de avances en el diagnóstico.
-Sí, las aplicaciones para el diagnóstico llegarán antes que las terapéuticas. El pasado año conocimos unas herramientas que, además de para editar el genoma, también se pueden utilizar para detectar cantidades diminutas de material genético. Pueden servir, por ejemplo, para detectar la presencia de virus.
-¿Puede poner ejemplos?
-Hay dos casos que ya están probados, en los virus del sida y del zika, en los que se podrán hacer diagnósticos con niveles superiores de efectividad con respecto a los actuales. Serán test de mucha más fácil aplicación que los que hay ahora y que ofrecerán resultados mucho más rápidos.
-¿Y las terapias?
-Aquí tenemos que hacer una división muy importante. Por un lado están las terapias in vivo, que serían el pinchazo directo en sangre con estas herramientas para corregir un defecto genético. Pero esto es algo que aún va a tardar en llegar. Sin embargo, las aplicaciones terapéuticas ex vivo, que son las que parten de extraer del paciente unas células y, una vez fuera de él, someterlas a un tratamiento de edición genética para seleccionar aquellas que hayan corregido el gen de forma adecuada y reintroducirlas luego en el enfermo, están más cerca. Esta es una tecnología muchísimo más segura, ya probada, y en la que existen protocolos de terapia génica.
-¿Qué falta en el primer caso?
-Debemos revisar las herramientas que conocemos bien, porque las que tenemos en la mano, las que conocemos bien, probablemente no sean las que vayamos a utilizar, porque nuestro organismo ya las conoce y genera anticuerpos y linfocitos contra ellas. Tendremos que acudir a otras bacterias del suelo o de ambientes inhóspitos con las que los humanos no hayamos tenido nada que ver y que no sean reconocidas por nuestro sistema inmune. Tenemos que dar un paso atrás, sacar pico y pala y sacar nuevas herramientas.
-También está pendiente la regulación de estas técnicas. ¿La ciencia vuelve a correr más rápido que la ley?
-La regulación siempre va detrás de la ciencia, pero precisamente por eso somos unos cuantos aquí en Europa los que hemos lanzado una iniciativa que lo que pretende es promover la discusión y el uso responsable de las técnicas de edición. ¿Qué quiere decir el uso responsable? Que no todas las cosas que podemos hacer las debemos hacer.
-Como mejorar la especie, por ejemplo, para ser más altos, más guapos o más listos?
-No, no, utilizar la edición genética para mejorar la especie es algo que está fuera de toda discusión. Todo lo que estamos discutiendo en este momento tiene que ver con aplicaciones de salud. Todo lo que sea utilizar esta tecnología para el mejoramiento o embellecimiento humano no entra. Hay un acuerdo unánime para no hacerlo.
«No hay ningún problema en consumir carne clonada»
Lluís Montoliu desarrolló hace unos años en colaboración con el equipo de Ángel Carracedo en la Fundación Pública Galega de Xenómica un chip de diagnóstico genético universal de todas las mutaciones conocidas de albinismo entre los pacientes españoles, que ya se utiliza de forma rutinaria, aunque solo en Galicia, donde se realizan los análisis en la unidad de Santiago.
-¿Qué falta para que los demás pacientes de España se puedan beneficiar del albinochip?
-Nos falta la parte administrativa, que implica que no todo tenga que pasar por nosotros. Ahora son los pacientes los que contactan con nosotros, que tenemos una capacidad limitada para hacer este tipo de cosas. Y a mi lo que me gustaría, y a Ángel Carracedo también, es que cualquier paciente que esté en Cuenca, en Teruel o donde sea vaya al hospital que le corresponda, le saquen una muestra de saliva o de sangre y que este ADN siga su camino para llegar a Santiago, donde se le realizará el diagnóstico y se le remite desde allí el resultado.
-¿Y por qué no ocurre así?
-La sanidad gallega no puede asumir el coste de todo esto. Para que esto ocurra tiene que haber unos acuerdos con las consejerías de las diferentes autonomías. Y esto es un poco más complicado, aunque en eso estamos.
-Usted también es un defensor de la carne clonada. ¿Llegará a comercializarse en Europa?
-No hay ningún problema en consumir carne clonada. La clonación no es más que un método de biología reproductiva. En EE.UU. no hay problema en consumirla. A nivel científico su seguridad, que es lo que debería preocuparnos, está fuera de toda duda.
-¿Por qué en Europa no?
-En el Parlamento europeo actual han considerado que era la norma que tenían que tomar. Yo estoy en desacuerdo y lo que espero es que más pronto o más tarde esto se revierta.