El investigador Ángel Carracedo afirma que en los próximos años habrá numerosos medicamentos para atenuar los síntomas de los trastornos del neurodesarrollo -La Universidade de Vigo celebra un congreso en Catoira
Uno de cada cien niños europeos tiene algún Trastorno del Espectro Autista (TEA). Actualmente, solo pueden beneficiarse de terapia psicológica para atenuar los síntomas de la disfunción -dificultades para la comunicación o la interacción social, o intereses restringidos y repetitivos, por citar los más habituales-, pero en un futuro próximo también tendrán a su disposición fármacos para mejorar su calidad de vida.
Así lo afirmó ayer el catedrático de Medicina Legal de la Universidade de Santiago, Ángel Carracedo, encargado de inaugurar un curso sobre genética que se celebra en el Auditorio de Catoira hasta el jueves y que organiza la Universidade de Vigo.
Ángel Carracedo explicó en su ponencia que «en estos momentos no hay ningún tratamiento farmacológico para ningún trastorno del espectro autista, pero en los próximos años habrá muchos».
De hecho, sostiene que un 40 por ciento de los nuevos medicamentos que se desarrollarán en los próximos años para las patologías mentales estarán orientados a los trastornos del neurodesarrollo, entre los cuales se encuentran el autismo o el Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), que se estima que afecta a entre un dos y un seis por ciento de los escolares occidentales.
En este futuro esperanzador para miles de familias tendrá mucho que decir la Fundación Pública Galega de Medicina Xenómica, al frente de la cual está el propio Carracedo, y que tiene un equipo de investigación específico en farmacogenética. Sus miembros analizan la efectividad de determinadas sustancias en el funcionamiento correcto de los neurotransmisores, y trabaja también en la búsqueda de dianas terapéuticas, en colaboración con las empresas farmacéuticas, que son las que, posteriormente, fabricarían el medicamento.
Edad de los padres
El curso de Catoira se titula «Aportacións e beneficios da xenética para a humanidade. Que debo saber?». La primera ponencia fue la de Carracedo, quien hizo una exposición sobre la relación entre la genética y el autismo, del cual dijo que «es una enfermedad muy genética, con alteraciones de base». Desde la genética también se está trabajando mucho para ayudar a los pacientes y a sus familias.
En este sentido, el investigador gallego citó no solo los ensayos que se están realizando para encontrar un fármaco que mejore los síntomas, sino también los trabajos para identificar las causas genéticas que provocan el trastorno, lo que permitiría afinar mejor en el diagnóstico, conocer más la alteración y tratar de forma más eficiente a los pacientes.
Sobre las causas de las variaciones genéticas que ya se han podido identificar, Carracedo apunta que una de las que se cree que pueden tener mayor peso es la edad de los padres. En este sentido, recuerda que si bien en España no existen registros científicos de la prevalencia del autismo, a nivel europeo todo apunta a que el número de niños con el trastorno está aumentando. Esto podría deberse, por un lado, «a que se diagnostican casos que hace unos años no tenían tal diagnóstico», y por otro a la tendencia social a retrasar la edad reproductiva. «La edad de los padres tiene mucho que ver en el autismo», espetó ante un auditorio formado por una treintena de personas, la mayoría estudiantes de grados universitarios relacionados con la biología y la salud.
El consejo genético
Ángel Carracedo manifestó que uno de los aspectos que más daño provoca en los padres de un niño con TEA es el temor a tener otro hijo con el trastorno. A este respecto, el investigador, una de las mayores eminencias a nivel mundial en el campo de la genética, manifestó que «el riesgo de tener otro niño con TEA, si no tenemos más datos», es del 18 por ciento.
Sin embargo, si se le realiza un estudio genético a los progenitores y no se encuentra en ninguno de ellos ninguna de las mutaciones que se sabe que pueden estar detrás del autismo, «el riesgo de esa pareja de tener un hijo con TEA es igual al de cualquier otra pareja». Por lo tanto, Carracedo defendió la importancia de esta técnica para que las familias sepan a qué atenerse para evitar riesgos.
Del mismo modo, adujo que tener un diagnóstico genético certero es necesario para estar alerta y prevenir sustos futuros. «Normalmente, el TEA no viene solo. Es importantísimo predecir la comorbilidad, porque podemos dar consejos a los padres, estar alertas». A este respecto, el científico indicó que se han descrito casos de pacientes con el trastorno que desarrollaron episodios de epilepsia, arritmias cardiacas o problemas renales.