El reconocido experto en Genética considera que las tecnologías más sensitivas originan más posibilidades de error
El catedrático de Medicina Legal Ángel Carracedo es partidario de mejorar la interpretación judicial de las pruebas de ADN, que «no son infalibles», porque considera que un informe forense establece probabilidades y las tecnologías más sensitivas originan más posibilidades de error.
«Las pruebas de ADN arrojan una probabilidad que puede ser altísima y habitualmente lo es, pero otras veces no es tan alta», explicó el catedrático en el Instituto de Ciencias Forenses de la Universidad de Santiago de Compostela en una entrevista con Efe.
El también coordinador de la Fundación Gallega de Medicina Genómica (FPGMX) detalló que el informe de un forense siempre establece una probabilidad y entender de manera correcta ese dato es lo «más importante» en su aplicación a los procesos judiciales, ya que «unas veces tiene un gran peso pero en ocasiones no vale tanto», por lo que debe valorarse «en sus justos términos».
En esta línea, consideró que «la prueba de ADN por sí misma no es una prueba que pueda acusar a una persona por ella sola», pues la coincidencia de un perfil sin otros indicios no puede hacer que se condene a alguien, «tiene que venir unida a otras pruebas».
El reconocido experto mundial en Genética insistió en que «dar la probabilidad es vital para que los jueces puedan valorarla en su término justo», ya que la muestra puede estar degradada o mezclada con otros perfiles y se obtiene «solamente información parcial», lo que complica el resultado.
Una nueva técnica
Carracedo añadió que el análisis de ADN forense es muy laborioso y no siempre está garantizado que se puedan obtener resultados. Como ejemplo puso el caso Bretón, cuyos restos fueron analizados por su equipo, en donde no fue posible obtener ADN, aunque la persona pudo ser culpada por otras pruebas.
En ese sentido, hizo referencia a que «la contaminación siempre es una posibilidad». Por eso, resaltó la importancia de la interpretación en otras pruebas forenses para que tengan el mismo rigor científico y «no sean meras opiniones de expertos».
De este modo, dijo que el avance más significativo en este ámbito de los últimos años tiene que ver con lo que se denomina «fenotipado forense por ADN», esto es, «a partir de la muestra biológica, intentar inferir datos sobre las características físicas de la persona, origen geográfico o edad».
Gracias a esto, con restos de saliva o una simple muestra biológica se puede conocer con una alta probabilidad el color de los ojos, de la piel, si su pelo es rizado o liso, el origen geográfico de sus antepasados. Por ejemplo, dijo que «si tiene ancestros africanos o asiáticos», así como la edad, con un error de unos tres años e incluso menos si la persona es joven.
Casos mediáticos
El primer caso mediático del mundo en el que se ha aplicado esta técnica fue en el atentado terrorista del 11M, cuyo proceso fue confiado también al Instituto de Ciencias forenses de Santiago, solicitada por el juez Juan del Olmo.
Otros casos donde se aplicó con éxito fue en la «Operación Minstead», de Scotland Yard, en la que el fenotipado fue crucial para saber «cuál era el origen geográfico» del violador en serie. También en el caso de Eva Blanco en Algete, «que permitió la identificación de un marroquí» como autor del asesinato y pudo ser detenido 18 años después del crimen en Francia.
Pese a los notables avances, «el hecho de que las tecnologías sean más sensitivas, origina más posibilidades de errores, por lo que hay que tener precauciones especiales», señaló Carracedo.
«Nadie está libre de errores, ni los peritos, ni los jueces», subrayó el pionero en el empleo de nuevas tecnologías para la identificación forense, pero también destacó que «a medida que se va trabajando más», es notable «un proceso de mejora» en la interpretación.