La laudatio dedicada al catedrático de Genética con motivo de su homenaje lo sitúa entre los merecedores del galardón que concede la Academia Sueca
«Si el mundo es justo, este hombre humilde, en cualquier madrugada otoñal de Santiago, recibirá una llamada de Estocolmo». Más que un guiño al homenajeado, las palabras del catedrático de Psicología Óscar Gonçalvez sonaron como un sincero reconocimiento a los méritos del catedrático de Genética de la Universidade de Santiago Ángel Carracedo, que lo convierten, a su juicio, en un serio aspirante a ganar algún día el Premio Nobel de Medicina. Y, si esa llamada llegara, Gonçalvez también tiene claro cuál sería la reacción del genetista y médico forense: «Ángel se levantaría y, con su habitual sonrisa, le diría a su mujer y a sus hijos: ‘Vamos todos a dormir porque aún es muy pronto’».
Estas palabras, sentidas, fueron dirigidas por el neuropsicólogo y psicólogo clínico en la laudatio que realizó este lunes en la investidura de Ángel Carracedo como doctor honoris causa en Psicología por la Universidade do Minho, en Braga.
La institución académica destaca de Ángel Carracedo, al que sitúa en la antesala del Nobel, que se trata de una «personalidad esencial de la sociedad científica», ampliamente reconocido, no solo por su impacto en los campos de la genética forense, clínica y de poblaciones, sino también en la aplicación de sus estudios en beneficio de la sociedad, con importantes contribuciones en el campo de la farmacogenética.
También pone de manifiesto sus «enormes contribuciones a la cultura gallega, siendo un ferviente impulsor de la alfabetización científica en la difusión de los valores científicos y humanos». Pero quizás más sentida fue la laudatio de Óscar Gonçalvez, quien subrayó la sencillez y generosidad de Carracedo, «un hombre humilde, ADN de nuestra tierra, testigo de nuestro minifundio genético, que está en lo alto de la ciencia, pero vive en la base de la sociedad». «Entiende la ciencia —-dijo- sobre todo como servicio», dijo del actual director de la Fundación Pública Galega de Xenómica, codirector de la Fundación Kaertor dedicada a la búsqueda de nuevos fármacos con sello made in Galicia e investigador principal en el CIMUS de la Universidade de Santiago.
Carracedo, acostumbrado a recibir multitud de premios y reconocimientos por su dilatada y exitosa trayectoria profesional, apenas pudo contener la emoción. Achacó, haciendo gala una vez más de su humildad, el honoris causa a la «esaxeración total dos meus méritos», producto de la «deformación da realidade polo afecto» de sus colegas portugueses. Y abogó por estrechar más aún las relaciones con Portugal, con quien la medicina legal gallega y española mantiene una deuda. «A medicina legal española mirou sempre cara Portugal, onde era moito máis recoñecida e mellor organizada. Por iso en Galicia sempre tratamos de implementar ese modelo, ou polo menos acercarnos a el». Dejó claro en este sentido que «non me gustan as fronteiras, e a que nos separa a Galicia de Portugal foi trazada precozmente nos tempos medievais, pero nunca foi totalmente impermeable», sin obviar que entre los dos pueblos existe «unha continuidade xenética».